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Cuando la muerte toca la puerta de la empresa

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Cuando de certezas se trata, definitivamente de lo que menos podemos dudar es que algún día y en alguna circunstancia no esperada ni determinada, tendremos que afrontar la muerte como un hecho ineludible, sea porque tengamos que padecerla, lo cual significaría el final de la historia, o bien porque nos sea arrancado de nuestra vida un ser querido o alguien por quien sentimos aprecio.

Esta reflexión no pretende abarcar la complejidad del duelo y del significado de la fragilidad o brevedad de la vida como diría Séneca, quieren ser, mejor, unas palabras de aliento para todos aquellos que en las empresas han tenido que vivir la muerte de algún compañero de trabajo, de alguien cercano en sus labores profesionales y en todo caso de acompañar a quienes han tenido que vivir la experiencia de una ausencia repentina o por medio de una breve enfermedad y entender entonces que es preciso asumir la realidad de la muerte como parte de la esencia de la humanidad.

En las organizaciones, la muerte no tiene mucho espacio, por lo general el número de personas que fallecen en la empresa por año no es relevante ni significativo a menos que se trate de accidentes como el ocurrido el 20 de Abril 2010 que dejó 11 muertos o de otros casos particulares que conocemos, pero no es lo usual que los compañeros de trabajo encuentren en las mañana que alguno de sus compañeros murió. Sin embargo es una realidad que seguramente hemos tenido que afrontar y, dependiendo el cargo en la organización o su cercanía, se habrá sentido más o menos impacto con la noticia.

De todos modos, la muerte seguirá siendo un visitante inesperado pero requerido, que nos lleva a reconsiderar muchos de nuestros comportamientos y actitudes. El equipo de trabajo, del cual hacía parte el difunto, seguramente sentirá con mucha fuerza esta ausencia, debe entonces iniciarse el proceso del duelo y es en este sentido que en muchas ocasiones no estamos preparados para ello ya que no es un evento corriente ni mucho menos esperado, es un momento seguramente de confusión que genera diversas reacciones en cada una de las personas.

Aunque no es un tema de alto impacto para la empresa, por las razones mencionadas arriba, si considero que una de las acciones que debe prever la organización, y en especial las áreas de bienestar, tienen que ver precisamente con esta posibilidad real y que todos esperamos que no ocurra pero que sin embargo es una realidad ineludible. La muerte de un compañero de trabajo afecta indiscutiblemente el desempeño y la productividad en la organización por tanto es preciso que exista un modelo de acompañamiento que permita, sobre todo a los más afectados, elaborar el duelo como un proceso natural que implica reconocer la pérdida pero también asimilar que la historia debe seguir siendo construida.

Dice Gilbert Brenson en su texto “Luz en el Valle oscuro” que es preciso recorrer el camino de la esperanza nuevamente y para ello ... continua >>

 


 
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