Las ETT quieren ser agencias multiuso
La reforma laboral elimina las restricciones clásicas de las ETT para operar en sectores como la construcción, la sanidad y la Administración Pública, pero limita su actividad a la cesión eventual de trabajadores. La situación impide que se conviertan en agencias globales, entidades que, además de contrataciones temporales, ya gestionan la selección, formación y colocación indefinida de profesionales en buena parte de países de la Unión Europea.
Hace meses que las empresas de trabajo temporal (ETT) y las firmas de recolocación han fijado su vista en la aprobación de la reforma laboral cocinada por el Gobierno. El acuciante deterioro del mercado de trabajo -en el que actualmente conviven más de cuatro millones de parados-, la apuesta manifiesta por introducir medidas que flexibilicen las condiciones de entrada al empleo y la urgencia con la que la Comisión Europea conminó a que los Estados miembro revisaran las prohibiciones que pesaban sobre estas empresas, hacía prever que el sector del trabajo temporal entraría, tras años de espera, en una fase de modernización de sus estructuras. Sobre todo teniendo en cuenta que hoy, a pesar de todas sus limitaciones, las ETT gestionan casi el 13% de las colocaciones realizadas en el conjunto del mercado laboral, mientras que los servicios públicos de empleo apenas intermedian en el 2,4% del total de ofertas. Sin embargo, las expectativas del sector se han cumplido sólo en parte.
El texto aprobado por el Gobierno elimina las reestricciones que las empresas de trabajo temporal tenían hasta ahora para operar en sectores considerados de riesgo-como el de la construcción y el sanitario- y en la Administración Pública. Además, normaliza el ejercicio de las firmas de outplacement -aquellas que prestan servicios de orientación profesional y que desarrollan planes de acompañamiento al desempleado, generalmente tras un proceso de reestructuración-, facultándolas para que colaboren con los servicios públicos de empleo de cada comunidad autónoma bajo la denominación de "agencia de colocación", con o sin ánimo de lucro . Como recuerda Nekane Rodríguez, directora general de Creade Lee Hecht Harrison -la firma de recolocación del grupo Adecco-, esto supone un avance: "Hasta ahora las fundaciones eran los únicos organismos que podían cooperar desarrollando programas experimentales y planes integrales de empleo. Ahora el Gobierno reconoce la actividad privada, tal como sucede en otros países europeos que tienen una larga tradición en materia de outplacement, como son Francia, Alemania y Holanda".
Claude Viala, consejero delegado de MOA BPI Group, cree que la apertura al sector privado representa la única novedad que introduce el Gobierno. Un cambio que no está exento de riesgo para las actuales firmas, que ya esperan que en los próximos meses se produzca en el mercado una proliferación de pequeñas agencias de colocación carentes del know how, de la experiencia y de los recursos de las marcas ya consolidadas.
Ante esta perspectiva, Javier Cantera, presidente del grupo BLC y vicepresidente de la Asociación Nacional de Empresas de Recolocación y Empleo (Anepre), insiste en la necesidad de garantizar la puesta en marcha
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