Los trabajadores de La Seda inician movilizaciones por el convenio colectivo
Los trabajadores de la planta de Eastman Chemical ubicada en San Roque anunciaron ayer que la semana pasada iniciaron movilizaciones de protesta por la situación de «acoso laboral» que se vive en la empresa.
Los representantes de los empleados de la planta indicaron que después del «duro» conflicto vivido con la multinacional americana, la empresa fue adquirida en mayo de 2007 por el grupo industrial español 'La Seda de Barcelona' y pasó a denominarse 'Artenius San Roque, S.AU.'.
Tras la adquisición, el comité de empresa firmó con el entonces director corporativo de Recursos Humanos de La Seda, Luis Ribas, un acuerdo para solventar el conflicto, que incluía la renovación del convenio colectivo y una reestructuración de la plantilla.
El documento, según el comité, fue además refrendado por los trabajadores y aprobado por el Consejo de Administración de La Seda. Sin embargo y tras la jubilación del directivo de La Seda en enero de 2008, la empresa ha cambiado de política, negando la validez de dicho acuerdo e incumpliendo sistemáticamente el vigente convenio colectivo.
Por ello, los sindicatos han decidido denunciar la situación de represión sindical que venían sufriendo los trabajadores, que se pusieron de relieve en el anterior conflicto, desembocando en «una situación de hostigamiento general hacia la plantilla que ha culminado con el acoso y despido improcedente de una trabajadora que además tiene una minusvalía y estaba ocupando uno de los puestos reservados para minusválidos en esta empresa».
«El injusto despido de esta trabajadora junto con la insoportable situación que vive la plantilla, ha llevado a sus trabajadores a convocar junto con el sindicato CC.OO. una serie de actos de protesta en la planta que la multinacional española La Seda de Barcelona tiene en San Roque», destacó.
El comité de empresa de la planta de La Seda de Barcelona ubicada en San Roque dijo que su objetivo es que la Dirección Corporativa tome cartas en el asunto y se promueva un diálogo social que acabe con lo que consideran una «injusta» situación «más propia de otros tiempos que del siglo XXI».
