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Ser un buen líder es más fácil de lo que parece (1)

Cris Bolívar

 

A lo largo de mi experiencia en consultoría y formación en desarrollo organizacional y habilidades directivas he podido constatar que todavía hoy se encuentra muy extendida la idea de que para ser un buen líder hay que nacer con determinadas habilidades. FALSO.
Como demuestran las numerosas investigaciones en el ámbito de la psicología y el desarrollo profesional y las actuales teorías de management y liderazgo , la clave no está en factores innatos, sino en las competencias emocionales, que son competencias susceptibles de ser desarrolladas en la medida en que se desee realmente. Por tanto, para llegar a ser un buen líder lo único que hace falta es DESEAR SER UN BUEN LÍDER.

Así que, permitidme que, aunque ser un buen líder no tiene nada de fácil, haya titulado así este artículo, puesto que la intención que persigue es hacerlo accesible a través de tener en cuenta 5 pautas.

1. PARA LIDERAR, LO BÁSICO ES TRANSMITIR A LOS DEMÁS CONFIANZA Y SINCERIDAD.
La confianza es la base de un clima motivador y positivo. Desde la confianza y la sinceridad es más fácil que las personas se desarrollen y aumente el potencial y el rendimiento a largo plazo.

2. EMPATÍA E INFLUENCIA.
Puesto que liderazgo implica influir en el comportamiento de los demás, la empatía y la influencia son competencias clave.

      • La empatía se asienta en el autoconocimiento y es la capacidad de escuchar y comprender los valores, intereses y emociones de los demás y de responder a ellos.
        Algunas conductas empáticas serían:
        1. Comprende tanto los puntos fuertes como las limitaciones de los demás.
        2. Conoce lo que motiva y lo que desagrada a los demás.
        3. Percibe e interpreta adecuadamente la comunicación no verbal y el tono emocional de los demás.
      • La influencia es la capacidad de conseguir que los demás sigan un plan o línea de acción.
        Algunas conductas en este sentido podrían ser:
        1. Su comunicación resalta los beneficios que pueden obtener los demás.
        2. Transmite una visión atrayente.
        3. Hace un esfuerzo para explicar las cosas de forma que la gente las entienda.
        4. Genera ilusión y compromiso entre los miembros de su equipo.

3. IDENTIFICAR EL ESTILO DE LIDERAZGO MÁS ADECUADO A LA SITUACIÓN.
Si tomamos a Goleman, Boyatzis y McKee (2002), podemos hablar de cuatro estilos de liderazgo resonante, es decir, estilos que generan un clima positivo, y dos disonantes, o estilos que provocan energía negativa.

Situaciones en las que cada estilo es más efectivo:

    1. Visionario: Cuando se necesita una visión clara, en las situaciones de incertidumbre.
    2. Coaching: Cuando debemos centrarnos en el desarrollo del potencial de los colaboradores a largo plazo.
    3. Democrático: Cuando se necesita consenso y participación.
    4. Afiliativo: Cuando es necesario fortalecer vínculos, cohesionar los equipos o gestionar la diversidad en situaciones críticas.
    5. Timonel: En ámbitos técnicos o entre profesionales motivados y competentes. Durante la primera fase del ciclo vital de una empresa en la que el crecimiento resulta esencial.
    6. Autoritario: Cuando se ve obligado a cambiar los hábitos de una organización que atraviesa una situación crítica o se debe hacer frente a una emergencia.

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