Home >> Formación

Desarrollo de las organizaciones desde las personas (1)

Nona Martín

 

El Desarrollo de Organizaciones desde las Personas (DOP), es una propuesta de desarrollo estratégico de negocio con enfoque humanista y que asume ser el impulso de la transformación social desde el mundo de la empresa.

Hay que explorar y aplicar nuevos modos de pensar y de hacer las cosas en las empresas más éticos, más rentables económicamente y más ecológicos humanisticamente hablando.

Actualmente estamos compitiendo en un mercado lleno de incertidumbre. Por otra parte existe una mayor complejidad que hace unos años, y un ritmo de cambio mucho más acelerado que nos hace modificar nuestras actuaciones para acomodarnos a este mundo en constante cambio. El poder y la autoridad, como los entendíamos, también parece que cambian, y las estructuras jerárquicas y funcionales de antaño se van orientando hacia estructuras horizontales y en red. Parece que el sistema de Dirección por instrucciones (DpI) de principios de siglo pasado, pensada para operarios poco instruidos, ha quedado arcaico. Tampoco resulta suficiente la Dirección por Objetivos (DpO) pensada para comprometer a empleados que no necesitan encontrar el sentido a la acción para ejecutarla correctamente. Es hora de implantar un nuevo modelo que permita el desarrollo de las personas en un contexto en que primen la iniciativa y la creatividad. Es lo que llamamos la dirección por Valores (DpV).

Las empresas son algo más que estructuras generadoras de riqueza, son estructuras humanas poseedoras de una cultura y conjunto de valores que configuran su identidad. Por lo tanto es crucial potenciar la capacidad de respuesta de las personas (“empowerment”) en la situación que actualmente vive la empresa.

Cuando hablamos de cambio, entendemos dos actuaciones distintas. Por un lado el cambio de estructuras, de procesos, de metodología, que podemos llamar hard, y lo referente a las personas, que denominamos soft, sus Habilidades, sus Actitudes y la Cultura de empresa necesarias para establecer esta nueva forma de funcionamiento. Todo esto debe estar integrado con una Visión Compartida, con unos Valores comunes que aglutinen todos los esfuerzos y eviten mentes ociosas y desconectadas del objetivo.

Las actuaciones para ayudar a cambiar las Actitudes y desarrollar habilidades de nuestra gente deben ser distintas de aquellas a las que estábamos acostumbrados. Se trata de Formación en Valores y en Actitudes, en la que las personas sean ellas mismas las propias generadoras del cambio.

LA FORMACIÓN EXPERIENCIAL

El concepto de aprendizaje puede ser definido como un cambio que se adapta a los inputs del entorno (Witteman, 1997.) En la Teoría del Aprendizaje, es el aprendizaje cognitivo el que recibe la principal atención. El aprendizaje cognitivo se refiere a la interpretación y procesamiento de la información. Se relaciona con dar sentido a las cosas, lo cual implica seleccionar, interpretar y enmarcar información. Es un proceso por el cual los individuos desarrollan mapas cognitivos de su entorno. Se da sentido al entorno reconociendo los eventos que no encajan con la propia experiencia, internalizándolos y codificándolos tomando como base el propio marco de referencia. Adquirir sentido es una actividad auto-referencial lo que implica que la selección del sentido se basa en el propio marco del actor (Cisca Joldersma, 2000.)
El aprendizaje experiencial se basa en la asunción de que el conocimiento se crea a través de la transformación provocada por la experiencia. La experiencia concreta es trasladada a una conceptualización abstracta, la cual es testada activamente a través de nuevas experiencias. El ciclo de aprendizaje experiencial de Kolb (Kolb, 1984) perfecciona el trabajo de otros autores en este sentido como Lewin (1951), Dewey (1938) y Piaget (1978.) Se centra en la idea de que el aprendizaje experiencial existe como una forma particular de aprendizaje distinguida por el papel central que la experiencia juega en el proceso de aprendizaje.

Teóricos del Aprendizaje a través de los años han enfatizado repetidamente la importancia de proporcionar experiencias directas a los niños para ayudarlos a madurar y crecer. La habilidad de una niño para integrar el conocimiento viene solamente por la experiencia directa, ya que él o ella no ha desarrollado todavía la capacidad mental de integrar el conocimiento como información. Todavía, cuando maduramos, tendemos a disminuir la importancia de la experiencia y a hacer más hincapié en la información.

siguiente> 1 2