¿Compartir
el conocimiento?
Rodolfo
Soto
Parte
I: ¿Por qué?
No
se si alguna vez se hicieron esta pregunta, pero me parece importante
hacerla alguna vez en nuestra vida (profesional- personal): ¿Hay
que compartir el conocimiento? En caso de que pensemos que sí,
¿Por qué?
Primero deberíamos definir al conocimiento como aquello que
nos permite relacionarnos con los otros. Algunos lo pueden llamar
"información", otros "mensajes", y los mas jóvenes
"capital intelectual", pero básicamente las tres definiciones
sintetizan e incluyen a la primera: "Es lo que permite relacionarnos
con los otros".
Sabemos que la acumulación de conocimientos no conduce a
nada.
No posibilita estrechar los lazos sociales, ni incrementar nuestro
capital intelectual.
Guardar información sin haberla pasada por le interrogación,
por la opinión, por la justificación, o abolición
del otro, no es conocimiento. Es conformar una base de datos de "saberes
muertos", sin vida, algo que no representa nada porque está inherte,
sin conexión con los demás o con el medio que le da vida.
Ahora
bien, ¿Por qué mucha gente que maneja determinada
información, datos, estadísticas y conocimientos procesados
que reciben "en exclusiva", primeros que otros, por medio de workshops,
Cumbres o Intensas Jornadas de Capacitación, se preguntan
si compartir o no ese conocimiento que recibieron, y que aún
no terminaron de incorporar.
La primer pregunta que se hacen es ¿Por qué?
Fantasías
o hipótesis que maneja el común de la gente:
Se especula que si uno pierde el "control" absoluto del conocimiento
nuevo y exclusivo que tiene, éste podrá ser usado
por otra gente, haciendo que uno se vuelva poco imprescindible o
pierda su "lugar de exclusividad como único".
¿Qué es lo que descubrimos hablando con gente que
piensa de esta manera?, que en las organizaciones son la mayoría,
aunque la minoría de esa mayoría es da el primer paso
para comunicarlo.
Para esta población no nos es tan difícil formularnos
hipotéticas respuestas que solucionarían nuestro problema.
Es el miedo a dejar de ser indispensable lo que los hace ser egoístas
y no transferir "su nuevo conocimiento", que quizás lo sea
para él, pero no para otros.
¿Qué pasa con la gente que verdaderamente tiene acceso
a "nuevas verdades" que llaman "información confidencial",
por miedo a que le "roben" los datos la gente de la competencia.
El verdadero miedo, en esta actitud poco profesional y las más
de las veces encubiertas, es a compartir el conocimiento con "la
competencia interna".
Esto no surge de la nada, ni de empleados neuróticos y poco profesionales.
Es un miedo, un fantasma que se expande en la problemática actual
de las Empresas Emergentes, a partir de los Procesos de Calidad y la Profesionalización
de determinados departamentos de las organizaciones como lo está
siendo en su mayoría el de Recursos Humanos.
La
formalización de "descripción de puestos, tareas y
responsabilidades" parece hacer creer a los empleados que son poco
indispensables, que cualquier persona nueva, con una capacitación
específica, dando por sentado un verdadero proceso de selección
de personal integral (tomando por igual manera los aspectos técnicos
como sus intereses, motivaciones, valores, para una adecuación
de culturas) podría ocupar su puesto.
¿Qué aspecto fundamental queda por fuera de dicha
especulación que, hoy por hoy, crea fantasías de "ser
desechables y no imprescindibles"?
El valor agregado, que cada empleado con su propio
e intransferible "know how" tiene para dar y aportar a la organización,
haciendo de ese puesto un "puesto único e intransferible",
a pesar de que pueda ser "supuestamente" reemplazado por otro candidato
en el supuesto caso de no pertenecer más a la compañía.
La profesionalización de Recursos Humanos, en especial en
este caso al estudiar la descripción de puestos y la transferencia
de conocimientos, podemos inferir una cierta resistencia
al cambio, a lo nuevo, a la profesionalización de
la organización.
¿A que causas atribuimos dichas resistencias? En principio
a la falta de conocimiento específico del cambio
y la profesionalización de esos cambios.
La comunicación del objetivo de esos cambios
para desechar todo tipo de fantasías y conjeturas, que en
vez de esclarecer, alinear y motivar al empleado, se le siembra
la duda y la incertidumbre del rumbo de "a donde vamos", ya sea
a nivel organizacional, como profesional- personal.
Parece increíble que el Departamento de Recursos Humanos,
que estudia las relaciones interpersonales, las comunicaciones,
no haya pensado en un plan formal de comunicaciones internas frente
a los cambios surgidos frente a este dilema.
Muchas veces, una visión desde afuera, incluso de consultoría
de RRHH externas, ayuda a ver estas cosas, que a las personas internas
del área "se le escapan" precisamente por estar demasiada
inmiscuida en el tema.
La falta de material informativo y de descubrimiento de
la problemática como algo que haga abordar el tema
de inmediato, lo hace permanecer oculto como algo que se ignora,
por ende no existe, y no se trabaja (por desconocimiento).
Recordemos que una de las funciones principales del Departamento
de Recursos Humanos, es esclarecer y "hacer conciente" los aspectos
que permanecen ocultos, ya que estos, sin su esclarecimiento a la
luz de la discusión de los Directores, Gerente, o Jefes comprometidos,
se tornarán conflictivos y peligrosos para la compañía.
En este sentido podemos decir, que los Recursos Humanos
crecen de forma paralela a otras áreas de la compañía,
transformando su pasividad reactiva en "detecciones proactivas",
sin tener nada que envidiarle a Marketing, Publicidad o Ventas.
En este crecimiento mutuo, acentuado por el actual contexto en el
que estamos insertos, también hay un cambio de perfil, de
competencias requeridas para el personal que conforma el Departamento
de Recursos Humanos.
Y ya que hablamos de "esclarecer" el problema (y sus raíces), suscitado
frente al temor de "transferir el conocimiento", podemos decir que estamos
de lleno en el ámbito que nos compete.
El
miedo lleva a hacernos olvidar que "la experiencia solo es valiosa
cuando el futuro es igual al pasado. En todas las industrias, el
juego cambia tan rápido que la experiencia se vuelve irrelevante
y hasta peligrosa"
Entonces, ¿La experiencia cuenta o no cuenta?
Cuenta a la hora de cumplir con funciones o tareas que a uno ya
le fueron encomendadas.
La repetición de las mismas nos llevan a un mayor grado de
conocimiento, rapidez y ejecución de las mismas, acercándonos
al rótulo de "expertisse". Pero, ¿Qué pasa
cuándo la realidad supera el área (la tabla) conocida
y ejercitada por uno.
Los factores exógenos, culturales y del contexto "siempre
superan la experiencia de uno". En ese punto "no contamos con experiencia
alguna, previa". En ese sentido, toda situación
(por mas rutinaria que sea) es nueva,
y por lo tanto implica un desafío y una experiencia nueva.
Si la realidad supera "las funciones descriptas para ese puesto", entonces
nos encontramos que la relación matemática biunívoca
"descripción de puesto" "candidato (o empleado que ocupa ese puesto
específico y determinado) es limitada y algo la excede.
¿Qué
es eso que excede que la relación no sea matemática
o perfecta? La persona que ocupa ese puesto. Es la subjetividad
la que aporta ese "valor agregado", intransferible
por condición de la estructura humana, así como no
podemos transferir nuestra firma o nuestras huellas dactilares,
nuestra forma de mirar, de pararnos frente a un auditorio, o de
ejecutar una tarea que también la está haciendo otro.
Es el desconocimiento conciente de esa subjetividad, llamada "valor
agregado", lo que olvida el fortalecimiento de la persona en su
puesto de trabajo, y por sobre todas las cosas en la "transferencia
de su conocimiento específico". Entonces, podemos concluir
diciendo que hay "algo" que no se puede transferir porque
es lo que hace a la persona en sí.
Rodolfo
Soto
Docente
"Selección de Personal"