Gestionar
el talento o la suma del saber y la habilidad
Marga
Verdú
En
el ámbito de las TI, la Gestión del Talento trata de aunar la capacidad
intelectual, que está materializada en el saber; y la habilidad
para hacer. El uno sin la otra no tienen valor y son dos conceptos
inseparables cuando nos referimos al talento.
El saber, si no se aplica, no aporta más que la satisfacción
intelectual de los que lo practican; en tanto que la voluntad de hacer,
sin conocimientos y sin know how, padece importantes limitaciones
ya que el saber es el sustrato que permite mejorar, avanzar en el saber
hacer y superar las dificultades. El saber nos ayuda a decidir y el saber
hacer nos ayuda a resolver. El talento supera al conocimiento en cualquiera
de sus tres acepciones (acción o efecto de conocer; entendimiento, inteligencia,
razón natural; y noción, ciencia natural), pero a la vez añade el concepto
de ejecución a la actividad creadora. Habitualmente fuera de lo que se
entendía por un oficio o profesión productiva, el aspecto relacionado
con la actividad creadora se ha referido históricamente como algo fuera
de toda sistemática de trabajo formal, lejos de imposiciones y de difícil
control. No obstante, en el contexto tecnológico el talento reúne el conocimiento
y la creatividad entendida como la capacidad de decidir y crear soluciones
frente a situaciones no previstas.
Como nuevo recurso económico no cabe duda de que
la gestión del conocimiento está de moda, y que tras ella hablaremos también
de la gestión del talento. Así como en los años 80 el control de los costes
y en los 90 la calidad fueron modelos que se impusieron, en los albores
del siglo XXI se perfilan conocimiento y talento como los nuevos modelos
económicos a adoptar para seguir siendo competitivo. Estos nuevos modelos
no excluyen ninguna de las anteriores prácticas sino que se añade una
nueva en un aspecto muy humano de la organización como es la aplicación
del saber. La tecnología aporta la inteligencia a los sistemas que las
personas tienen que manejar, en tanto que las situaciones que hay que
resolver en un entorno tecnológico son mucho más complejas cualitativa
y cuantitativamente, y sólo a través de sistemas complejos y en régimen
de colaboración entre muchas personas es posible resolver los nuevos problemas.
En cualquier caso, ya no basta con saber los fundamentos de las cosas
ni manejar con habilidad los instrumentos elementales. Dependemos en nuestra
actividad profesional de sistemas complejos y tenemos que ser capaces
de dominarlos y sacarles el máximo rendimiento.
La
elevada complejidad de los sistemas y su interrelación con otros sistemas
hace que cada vez sea más difícil la intervención cuando no funcionan.
Gestionar
el talento, fundamental
Un estudio elaborado por Ibermática revela que la
gestión del talento es fundamental dada la complejidad de los sistemas
que hay que manejar como por las situaciones pendientes de una resolución.
La comercialización de productos y servicios tienden hacia la personalización,
hacia la singularidad percibida por el cliente, y hacia la gestión eficiente
de las relaciones continuas con ellos. Resolver con éxito estas cuestiones
dependerá en gran medida de una gestión orientada a personas que precisan
de la micro gestión de las circunstancias, y sólo partiendo de sistemas
de información eficientes y de un comportamiento eficaz y creativo de
las personas. Los sistemas ayudarán a las personas con su capacidad de
análisis y de distribución de información, pero uno sin lo otro lleva
al fracaso. Del mismo modo, permitirán que las personas apliquen su talento
en la toma de decisiones e interacciones más complejas. Los productos
son iguales o similares; sin embargo, al referirnos a clientes, empleados
o proveedores se pone de manifiesto la diferencia, ya que cada uno de
ellos es único. Precisaremos de un buen sistema de información para gestionar
ese elemento personal.
El talento se configura como una conjunción de tres
atributos conocimiento, creatividad y relaciones personales-, y
a través de ellas, de las organizaciones. El equilibrio de estos atributos
genera capacidad organizativa que permite dar respuesta óptima a la creación
de oportunidades y a la resolución correcta de los problemas. Deficiencias
importantes en alguna de estas propiedades nos llevarán a organizaciones
singulares y de difícil continuidad en escenarios de cambio donde la globalización
y la complejidad van tomando cada vez más protagonismo. Es de prever que
el tipo de organizaciones inventoras que carezcan de capacidad relacional
es difícil que progresen en el empleo de su talento creativo para desarrollar
las diversas aplicaciones. De igual modo, las organizaciones burocráticas
y estables, carentes de elementos creativos, se harán cada vez más obsoletas
y llegará un momento en que serán superadas por otras más ágiles e innovadoras.
Asimismo, las empresas divertidas que empiezan a estar de
moda, no podrán alcanzar su desarrollo por falta de formación en el conocimiento.
En definitiva, combinar los ingredientes del talento en armonía con los
objetivos, estrategias, demandas del mercado o satisfacción del personal
es un arte complicado dentro de una nueva forma de concebir y gestionar
las empresas. Convertir este arte en un proceso sistemático requiere de
procesos de comunicación, de gestión de apoyo en sistemas que van a constituir
las herramientas de lo que llamamos gestión avanzada del talento.
Internet
revoluciona los RR.HH.
En estos momentos los
departamentos de recursos humanos están viviendo una enorme transformación
debido fundamentalmente a las TIC, donde el mundo Internet está revolucionándolo
todo. Este nuevo entorno, que emerge de la globalización a través de estas
tecnologías, ofrece multitud de posibilidades en la tarea de gestionar
el talento de las empresas. Y las propias empresas tendrán que sensibilizar
a sus directivos en relación a lo que supone Internet para procesos de
gestión de recursos humanos, más compartidos y menos propiedad del departamento
específico. La gestión de los profesionales deberá ser cada vez más directa,
serán los propios responsables de los equipos de trabajo quienes actúen
como gestores de RRHH y necesitarán apoyos cada vez más importantes en
materiales, herramientas y contenidos que faciliten su trabajo. Este hecho
será propiciado claramente por las plataformas tecnológicas que funcionarán
tanto a través de Internet como a través de desarrollos de las propias
intranets corporativas. Emerge de manera intensa el mundo del coaching,
mentoring, counselling, y todo tipo de herramientas, metodologías y sistemas
que mejoran la relación profesional-jefe, buscando la máxima eficacia
productiva de la organización y el desarrollo del profesional. La máxima
del concepto de empleabilidad se hará cada vez más evidente.
Marga
Verdú