I-lead
lirerazgo inteligente: un nuevo modelo de líder en la era
del conocimiento
Itziar
Ortega
Nos
proponemos aquí desvelar las claves de un nuevo modelo de
líder, el líder inteligente, que entiende y aprovecha
los resortes que le proporciona la sociedad del conocimiento en
el desarrollo de su labor.
Es
bien conocida la relación entre liderazgo y gestión
del conocimiento, señalando el papel del líder como
instrumento fundamental a la hora de crear un entorno que facilite
la puesta en valor del conocimiento organizativo. Destacan los casos
de presidentes de empresas como Shell, BP o Siemens que fueron determinantes
en la definición y éxito de la gestión del
conocimiento en sus organizaciones.
Por
otro lado, una cierta vía de investigación se ha centrado
en cuál debe ser el perfil y competencias de los líderes
del conocimiento (knowledge managers, knowledge architects, chief
knowledge officers). Los estudios han concluido que el perfil de
estos se diferencia bien poco del de los más altos directivos
de la organización.
Sin
embargo, es mucho menos conocido el rol que juega la gestión
del conocimiento en el desarrollo y retención del liderazgo.
En este artículo queremos a ahondar acerca de esta nueva
vía, arrojando luz sobre cómo una organización
puede apoyarse en la gestión del conocimiento para detectar,
motivar, ayudar y retener el talento directivo, creando así
un nuevo modelo de liderazgo que hemos denominado I-LEAD o liderazgo
inteligente.
***
A
la hora de hablar de las características del líder
normalmente escuchamos términos como talento, visión,
confianza, etc. Nosotros hemos querido resumir estos aspectos que
definen al líder con la siguiente fórmula:
LIDERAZGO
= (CONOCIMIENTO + TALENTO + VISIÓN) x OPORTUNIDAD
El
liderazgo sería así el resultado de personas con un
conocimiento y un talento determinados, que se ven impulsadas por
la visión de lo que quieren que la organización sea.
Pero este liderazgo es únicamente distinto de cero si existe
la oportunidad de ponerlo en juego.
En
una reciente entrevista, el otrora presidente de General Electric
Jack Welch afirmaba que “ser líder hoy es más
difícil que nunca”. Ya no basta con tener una serie
de capacidades, una visión, un talento y la energía
para afrontar retos, sino que el líder debe ser capaz de
adaptarse al cambio permanente y a una necesidad constante de innovación.
Por
lo tanto en la fórmula propuesta nos falta un nuevo factor:
el cambio entendido como la necesidad constante de adaptación
al entorno. Este factor puede convertirse en divisor o en un exponente.
De
lo anterior se deduce que el liderazgo actual responde a una nueva
fórmula en la que el fin último del directivo es la
generación de capacidades innovadoras, para que su organización
sea capaz de adelantarse y adaptarse a los cambios.
LIDERAZGO
= [(CONOCIMIENTO + TALENTO + VISIÓN) x OPORTUNIDAD] ^
CAMBIO = INNOVACIÓN
Visto
así nos damos cuenta de que los líderes hoy en día
no lo tienen nada fácil y que el riesgo acecha en múltiples
frentes: no disponer del conocimiento preciso, la obsolescencia
de nuestro talento, el que nuestra visión no sea adecuada
o la incapacidad de afrontar el cambio. Todo ello puede dar al traste
con una carrera exitosa, ya que no seremos capaces de generar las
capacidades innovadoras que este nuevo entorno de “funky business”
demanda.
Pero
el problema no es sólo para los líderes como individuos
sino, de forma muy especial, para las organizaciones como un todo.
Obviando la discusión sobre si el líder nace o se
hace, optamos aquí por el enfoque comúnmente aceptado
de que el líder nace pero tiene que hacerse. Entendido de
esta forma comprendemos que si hemos sido capaces de seleccionar
o detectar potenciales líderes (cosa nada fácil),
deberemos dedicar los mayores esfuerzos a conseguir que “se
hagan” en nuestra organización. Será fundamental
además que trabajemos desde un principio en estrategias para
retenerlos pues son uno de los recursos más valiosos como
ventaja competitiva no imitable.
El
camino del líder inteligente
A
continuación proponemos un esquema evolutivo para la detección,
desarrollo, evaluación, apoyo y retención del talento
directivo basado en las posibilidades y herramientas relacionadas
con la gestión del conocimiento. Entendemos este camino como
una especie de bushido para el nuevo líder que entiende el
este entorno en el que la tecnología ha dejado de ser un
factor diferenciador, pero que a la vez puede convertirse en instrumento
fundamental de apoyo a su habilidad, talento y entrenamiento.
Paso
1: Detección de liderazgo
Algunas compañías han implantado sistemas de localización
del liderazgo que comienzan por la definición del mapa competencial
deseado, para desarrollar después herramientas (tests, entrevistas
de incidentes críticos, assessment centres, dinámicas
de grupo) que ayudan a detectar los futuros líderes.
Estas vías pueden complementarse con otras más sofisticadas
como las ferias de proyectos o el crowdsourcing basadas en herramientas
web. Consistiendo en proponer un problema o proyecto a resolver
“en abierto” y dejando que sean los profesionales quienes
den sus respuestas o asuman la responsabilidad de llevarlo a buen
término.
También cabe la monitorización sistemática
de foros virtuales, grupos de interés y comunidades de práctica
en nuestra intranet donde podamos observar aquellas personas que
muestran “síntomas” de talento directivo (por
ejemplo los líderes de comunidades más valorados).
Paso
2: Desarrollo del liderazgo
Es reconocida la imposibilidad de “enseñar el liderazgo”.
Para aprenderlo es necesario experimentarlo y disponer del talento
adecuado para ir desarrollándose durante el proceso. Sin
embargo la organización sí que puede apoyar a los
futuros líderes en este proceso facilitándoles aquellos
recursos de conocimiento y evaluación que faciliten una mejora
continua.
Son múltiples los programas de formación estructurada
alrededor del liderazgo. Algunas organizaciones (BBVA, Unión
FENOSA, etc.) han puesto en marcha universidades corporativas en
las que destacan los programas de formación para directivos
que se complementan con dinámicas de coaching y
mentoring.
También existen programas informáticos que facilitan
la planificación y gestión de la sucesión,
proponiendo planes personalizados de desarrollo y seguimiento de
gaps de competencias y creando espacios privados de tutoría
y comunicación permanente entre los directivos y sus futuros
sucesores.
Paso
3: Apoyo al liderazgo
Los líderes deben inspirar pasión por el trabajo mediante
la comunicación constante de la visión, para lo que
pueden beneficiarse de todas aquellas herramientas de comunicación:
storytelling, mejores prácticas, lecciones aprendidas
e incluso aprendizaje de errores.
Pero la comunicación funciona en dos sentidos y los líderes
también deben escuchar. En los últimos años
han proliferado las empresas que ponen a disposición de sus
profesionales buzones on-line para comunicar directamente con la
Alta Dirección y proponer sus ideas (ej. BSCH).
También es fundamental la información permanente de
lo que sucede en su sector. Es aquí donde tienen especial
relevancia aquellas herramientas de vigilancia del entorno basadas
en robots de búsqueda, alertas y press clippings
automatizados.
Paso
4: Evaluación
La mejora continua no es posible sin un conocimiento de donde estamos
y donde queremos estar. Para ello es necesario que escuchemos las
opiniones que sobre nosotros tienen aquellos con los que trabajamos
(colegas, subordinados, clientes). Todas aquellas herramientas de
diagnóstico y evaluación que nos faciliten esta imagen
real de nuestra actuación son críticas para este desarrollo
continuo.
Las tecnologías de la información han venido a facilitar
de forma muy importante este tipo de procesos de evaluación.
Encuestas de clima, evaluaciones 360 y auditorias de liderazgo son
más sencillas gracias a un uso intensivo de la tecnología.
Paso
5: Retención
Teniendo en cuenta el valor que los líderes aportan a la
organización como transmisores de la visión, generadores
de la cultura e instigadores del cambio, deberemos esforzarnos en
retener parte de ese valor.
A
esto debemos añadirle la importancia de los profesionales
que nos dejan como comunicadores de la imagen de nuestra organización
al exterior y como creadores de redes que pueden beneficiarnos si
sabemos utilizarlas.
La clave es desarrollar un cambio de mentalidad, un compromiso emocional,
en el que pasemos de relaciones cortas y provisionales entre el
individuo y la empresa, a lazos duraderos e incluso vitalicios para
aquellos profesionales con un talento diferenciador.
Tomamos como ejemplo las programas de ex-alumnos de las escuelas
de negocios, donde uno de los retornos de la inversión más
valorados por los alumnos es el acceso de por vida a los recursos
de la institución, a su equipo docente y el intercambio de
experiencias con sus compañeros y colegas (vía encuentros
presenciales y virtuales).
Nuevamente vemos facilitado este proceso gracias a las tecnologías
de la información. Áreas privadas en las webs corporativas
para ex directivos, comunidades, grupos de interés y foros
de expertos “mixtos” en los que los trabajadores puedan
seguir contando con las opiniones de los antiguos líderes,
o exdirectivos que se convierten en coaches y tutores virtuales
son sólo algunas de las realidades al alcance de cualquier
organización.
Finalmente deberemos aprovechar en las herramientas de captura del
conocimiento tales como las entrevistas de salida, los repositorios
de conocimiento clave, los mapas mentales, etc. para paliar en lo
posible la salida del talento directivo.
Para terminar, debemos mencionar el nuevo escenario de la incorporación
de la mujer a las esferas directivas. Además existe la obligación
por la futura Ley para la Igualdad de que un porcentaje creciente
de nuestros directivos sean mujeres, lo que se enfrenta a las dificultades
que encuentran éstas a la hora de avanzar en la escala organizativa.
Por todo ello es urgente que pongamos en marcha diferentes políticas
de conciliación que contribuyan a desarrollar y retener el
talento de aquellas féminas que hacen que cada vez más
en nuestras organizaciones se lidere en femenino.
Itziar
Ortega
Gerente de Gestión del Conocimiento