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Viva Las Vegas
CSI: Un Reality Show de la Gestión del Conocimiento En estos últimos tiempos mi vida social se ha visto seriamente perjudicada los lunes por la noche. A pesar de los múltiples atractivos que ofrecen las terrazas veraniegas madrileñas, con sus ejecutivos desmelenados por la canícula y sus guiris rojos cual salchichón, yo opto por retirarme a mis aposentos siguiendo el horario de las carmelitas descalzas. Este arranque de buenas costumbres se debe a que el comienzo de semana coincide con la programación en Tele 5 de mi muy venerada serie C.S.I Las Vegas, de la que no me pierdo ni un capítulo. La justificación de tal devoción no es el morenazo de ojos verdes (que a mí me pone como a la que más), sino que en este caso mis razones son menos bíblicas y más intelectuales. Y es que C.S.I. Las Vegas es todo un reality show de la gestión del conocimiento. Me di cuenta de ello cuando alguien me preguntó "qué era eso del mentoring" y la mejor respuesta que pude darle fue poner de ejemplo a Gil Grissom y cómo con cada caso va preparando a Catherine para su sucesión, llegando a delegar totalmente en ella en algunas ocasiones. A partir de ahí fui fijándome en cómo aparecían otros ejemplos de gestión basada en el aprendizaje y el conocimiento. Así en la última temporada se produce un claro ejemplo de rotación de puestos, cuando a Greg Sanders (el chico de los pelos disparados) le dan la oportunidad de hacer trabajo de campo y salir de entre los tubos de ensayo. Recuerdo igualmente que hubo una ocasión en la que una de las tramas de la película era la realización de la evaluación del desempeño semestral. Algunos como Warrick Brown salían trasquilados y se veía lo difícil que es mantener le objetividad en estas situaciones. Lo mismo ocurría en otro capítulo cuando lo que estaba en marcha era una experiencia de feedback 360º en la que el evaluado era nada menos que el propio Grissom. Siguiendo con el caso Grissom, es curioso que una de las líneas argumentales de la serie sea la diferencia de competencias entre él y Catherine en lo que se refiere a habilidad para la política y la estrategia. Grissom es consciente de esta debilidad y no le duelen prendas en delegar en su pupila cuando es necesario. Sin embargo donde Gil no ha estado tan fino es en la gestión de Sara Sidle. Ya hubo ciertos problemas con su plan de acogida cuando se incorporó al equipo sustituyendo a una compañera que había sido asesinada en el primer episodio. Después de aquello Gil ha tenido que enfrentarse a la ambición de Sara por destacar del equipo. Y es que Sara Sidle es un caso claro de trabajador del conocimiento que reclama grandes dosis de autonomía, se forma continuamente (a menudo menciona los seminarios a los que ha ido o los informes que ha leído) y a la que no le gusta quedar en un segundo plano. En una ocasión Sara llegó a presentar su dimisión cuando Gil no sólo no la promocionó sino que empezó a darle trabajo de poco interés. En este repaso a las prácticas de gestión del talento en C.S.I no me olvido de Nick Stokes. Su personaje es más gris que el de Warrick con quien está en constante competencia. De hecho esta competencia interna es deliberada y apoyada desde arriba. Me parece que es en la segunda temporada en la que a Nick le ascienden por delante de Warrick debido la mayor inteligencia emocional del primero frente a la inestabilidad del segundo. Mención aparte merece la parafernalia tecnológica con la que nos obsequia CSI cada lunes. No tengo ni idea de sí son reales todas esas maquinitas con las que son capaces de saber si el fiambre nació en año bisiesto sólo con mirarle el fémur. Lo que sí es real, aunque nos parezca ciencia ficción, son todas esas bases de datos y repositorios en los que tienen fichados desde la secuencia de ADN de Bill Clinton (sacada del famoso vestido Levinsky), hasta la pisada de las zapatillas Nike que llevaba Fernando Romay en su último partido con el Real Madrid antes de hacerse bailarín. Podría seguir citando prácticas que aparecen reflejadas en la serie tales como: la gestión de errores, la calidad basada en procesos, la gestión documental de expedientes, el plan de carrera, las evaluaciones después de la acción (after action reviews), sesiones de brainstorming, el pensamiento lateral, etc. Creo que ha quedado claro que ni todo en el CSI es casquería, ni todo en la gestión del conocimiento son bases de datos. Lamentablemente los martes por la mañana se rompe el hechizo y tengo que volver a la dura realidad que en nuestro país se parece más a la central donde trabaja Homer Simpson que al laboratorio criminalístico donde quisiera trabajar yo. Es por esto que a veces me entran ganas de pasarme al lado oscuro de la fuerza, olvidarme de todo esto de la gestión del conocimiento y hacerme vigilanta de la playa (que esas sí que se lo saben montar). En esos momentos de debilidad recurro al truco de Ally McBeal y me pongo a tararear mi canción-fetiche: Oh,
there's black jack and poker and the roulette wheel Elvis Presley
Itziar Ortega |