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El miedo del directivo

Pablo Zabala

 

Para cualquier directivo de nuestras empresas el trabajo se ha convertido en la principal tarea de su vida, absorbe la mayor parte de su tiempo. Ese tiempo lo dedican a alcanzar metas que se han impuesto y lo que encuentran normalmente en esa carrera, es el límite de su propia capacidad .En ese constante trasiego de establecimiento de metas y constatación de incapacidades se acaba por generar más ansiedad, miedo y angustia.

Pero no solo es la propia incapacidad la que genera la ansiedad y el miedo. La cada vez mayor interdependencia de los diversos factores que componen las decisiones estratégicas, factores políticos, económicos, productivos o de mercado, concluyen en mayores riesgos para los directivos y un fuerte impacto de las decisiones adoptadas en sus vidas personales.

LOS COMPONENTES DEL MIEDO

El miedo en la toma de decisiones de los directivos se compone de tres factores:

      1. Percepción del riesgo, la toma de conciencia de que algo negativo puede suceder
      2. Vulnerabilidad, el sentimiento de que uno mismo y su organización puede verse afectado por esos factores
      3. Capacidad de respuesta, entendida esta como los recursos y habilidades que se tienen para hacer frente a la incidencia de esos factores sobre la organización.

La intensidad del miedo variará en la medida que cualquiera de sus tres componentes lo haga. A mayor capacidad de respuesta, menor percepción de vulnerabilidad. Si la capacidad de respuesta se cree escasa y la vulnerabilidad crece, la sensación de miedo aumentará considerablemente.

MIEDO Y ANSIEDAD

Aunque son conceptos correlacionados y en la vida cotidiana se utilizan como sinónimos, entre miedo y ansiedad, existe una diferencia importante.

El miedo es la conciencia de la existencia de un peligro real, basado en un proceso cognitivo, esto es de raciocinio, y puede ser real o irreal. Es real si se basa en premisas lógicas y razonables y es irreal si la información que se tiene es incompleta, incorrecta o inadecuada.

"El miedo es una consecuencia de un proceso incubado en la razón "

"La ansiedad se activa desde el campo de las emociones"

La ansiedad no puede ser calificada como una respuesta real o irreal ante un peligro, puesto que siempre es emocional. Se inicia siempre que se percibe una situación amenazadora. Sus síntomas evidentes son la tensión y el nerviosismo, traducidos en comportamientos agresivos o en inhibiciones y vivencias internas.

La ansiedad se explica de dos formas:

      1. Como una herencia social y/o genética. S explica en este caso como respuesta aprendida por diversos condicionamientos provocada por el inconsciente de la mente humana, es decir se trata dentro del campo psicoanalítico.
      2. Como respuesta al contexto. La ansiedad se produce a través de la relación con la información proveniente del mundo exterior procesada a través de nuestra percepción. En cada persona, consecuentemente con lo dicho, se produce en unos determinados contextos gerenciales y no en otros.

LOS SINTOMAS DEL MIEDO Y LA ANSIEDAD EN LOS DIRECTIVOS.

La presión por obtener resultados es inherente a la función directiva. Esta presión es constante, prolongada y a veces intensa. El sedante para mitigar la presión es la obtención de resultados, curiosamente, sedante de carácter temporal. Lo anormal es encontrar directivos cuya ansiedad se aplaca en el proceso diario del dirigir.

El razonamiento humano se provee no sólo de datos externos, sino de la forma de valorizarlos y utilizarlos en la toma de decisiones. La cabeza del directivo está repleta de datos e informaciones y emite juicios que producen ansiedad y miedo. Ese proceso confuso y contradictorio ocurre en cualquier proceso de decisión. Cuanto más compleja es una decisión más datos se buscan y más datos se analizan y por tanto las posibilidades de distorsionarlos son mayores, también lógicamente mayor la ansiedad y el miedo.

Síntomas característicos en estas situaciones son:

      1. Irritabilidad. Existe un proceso de alteración permanente ante determinados acontecimientos.
      2. Negatividad. La mayoría de los directivos en situaciones de ansiedad perciben cualquier pequeña dificultad como un gran problema. Consumen ingente tiempo en analizar información e imaginar el pensamiento ajeno sin mucho fundamento.
      3. Dispersión mental. En estos estados las personas ven reducidas sus habilidades de ver y comprender y de analizar sucesos. Incluso las relaciones personales con compañeros y subordinados se tornan difíciles. El deseo de escapar se agudiza, las decisiones se postergan o se dejan pasar a ver si el tiempo por sí solo resuelve la situación.
      4. Introspección. El directivo se aísla, la incomunicación es manifiesta. Medita constantemente y las falsas creencias se multiplican. Los razonamientos internos se generan en una lógica muchas veces negativa. La falta de comunicación y de toma de contacto con la realidad van en contra del análisis riguroso de los hechos. El propio proceso de comunicación consigo mismo se basa en irrealidades.

LA SOCIEDAD GLOBAL CREADORA DE MIEDOS

Curiosamente a mayor grado de desarrollo de la sociedad, donde las enfermedades y el hambre se encuentran erradicados la sensación de inseguridad individual es mayor y se percibe más intensamente, ya que invade todas las esferas sociales. Así hoy en día las personas observamos y sentimos:

      1. Las extremas medidas de seguridad de centros públicos y privados, zonas residenciales, así como la vigilancia mediante cámaras y personal de seguridad en grandes centros de consumo e incluso en la vía pública.
      2. La amenaza de nuevas plagas, como el tabaco el alcohol, las drogas y la comida basura.
      3. La fragilidad de las relaciones personales. Las relaciones familiares son mas abiertas y socialmente más distantes, y tanto en el trabajo como en la escuela la individualización y la competitividad es la norma. Así el desencanto de las relaciones personales ante el gran número de frustraciones, desengaños y traiciones es algo cotidiano.
      4. La propaganda de productos y las campañas institucionales alertando de comportamientos y estilos de vida más o menos arriesgados, universalizan la idea de que es el peligro está en cualquier cosa, acentuando además de la sensación de riesgo, la de inminencia en el tiempo y proximidad en el espacio.
      5. El creciente desprecio por las instituciones sociales. La sensación de desprotección y de inutilidad de los mecanismos sociales tradicionales es manifiesto en la sociedad.

En cuanto al mundo propiamente empresarial, la economía global y el recrudecimiento de la competencia entre empresas y entre países, a la vez que se genera una mayor interdependencia, hace percibir en nosotros también una vulnerabilidad creciente.

La ingente información que circula, imposible controlar y dominar, y la menor protección que ello supone, la propuestas de cambios radicales que se venden como productos que nos dan seguridad, la preocupación por los costes para lograr resultados inmediatos, la velocidad a la que se producen los cambios y el final del empleo fijo agudizan la inseguridad y la ansiedad en el trabajo y fuera de él.

EL MIEDO INTERIOR

La percepción individual de los peligros raramente tiene que ver con la realidad. Las referencias y los datos de los problemas son constantemente distorsionados y la posibilidad real de que ocurran los daños es inferior a lo que las personas imaginamos al tomar decisiones, la percepción del riesgo es mayor que lo que la realidad demuestra.

La percepción del peligro es una construcción mental. Cada persona construimos un mundo interior de peligros influenciados por factores psicológicos, sociales, institucionales y culturales

Las personas, por tanto, damos una dimensión subjetiva a los riesgos y ello es lo que nos influencia a la hora de nuestros comportamientos, sobre todo aquellos de carácter defensivo y preventivo.

La imaginación de cada uno muestra los escenarios de los acontecimientos. Cuando nos sentimos vulnerables y la capacidad de respuesta entendemos que es escasa, el miedo se apodera de nosotros, no es el miedo real lo que agudiza la ansiedad, sino la sensación de proximidad.

LO POSITIVO DEL MIEDO Y LA ANSIEDAD.

Los aspectos positivos de esta situación entre otros pueden ser:

      1. Valentía. Los directivos se arriesgan pese a las adversidades
      2. Conciencia del daño que previene a la organización
      3. Se valora el instinto emprendedor que supone enfrentarse a los riesgos
      4. Provoca la atención y focaliza problemas.

Una ansiedad moderada no reduce la eficacia del directivo, pero si se intensifican y se tornan constantes afectará notablemente a la calidad de las decisiones y acciones. Un miedo y ansiedad moderados, invitan a la acción, al esmero en las decisiones, a la búsqueda de información de calidad e induce a la preocupación del bienestar futuro tanto personal como de la organización.

No obstante hay personas que pese a vivir en ambientes altamente riesgosos obtienen un desempeño aceptable. La energía que muchas personas despliegan en la consecución del objetivo en ambientes intensos hace parezca que gusten del miedo. Es el ambiente intenso y el desafío por la consecución de objetivos lo que les motiva, no el miedo.

Para la reducción del miedo y la ansiedad no existen recetas mágicas, como para casi nada, pero es recomendable como balsámico:

      1. Una buena dosis de realismo, basada en datos, que haga disminuir la percepción del riesgo
      2. El desarrollo de la auto-confianza para reducir el sentimiento de vulnerabilidad y
      3. Una buena preparación estratégica ante los cambios permanentes, que agudicen la capacidad de respuesta.

 

Pablo Zabala

Consultor