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El Síndrome de Ganímedes: Limitados a una tarea
En la administración del recurso humano es posible encontrar supervisores que se encargan de etiquetar a sus subordinados de acuerdo a las cualidades que unilateralmente consideran más resaltantes en cada persona, haciendo caso omiso a las competencias que poseen sus empleados y orientándolas a responder a sus intereses. Esta conducta limitante y egoísta somete al empleado a desarrollar una tarea rutinaria y constante donde posee ventajas competitivas, pero a la vez atrofia e ignora otros elementos que podrían agregar valor a su entorno personal y profesional.
De acuerdo a la mitología griega, algo similar ocurrió Ganímedes, un joven que fue llevado al Olimpo por Zeus quien se enamoró de su apariencia y porte con la finalidad de ser lucido ante los demás dioses mientras repartía el vino. El soberbio Zeus limitó de manera inmediata a Ganímides a ser exhibido, basándose únicamente en su belleza, obviando cualquier otra cualidad que el joven pudiera poseer.
Al comparar el comportamiento del Zeus con relación a Ganímedes y el de los supervisores con respecto a sus subordinados, se puede advertir la existencia de otro síndrome gerencial, el cual puede ser denominado El Síndrome de Ganímedes.
El Síndrome de Ganímedes es aquella actitud orientada a la explotación de una cualidad del subordinado, limitando su desarrollo a un área específica o parte del proceso, la cual es asumida por el supervisor en beneficio propio.
La practica de esta conducta gerencial parece estar completamente en discordancia con la visión que se posee del gerente del siglo XXI, el cual debe orientarse más al concepto de profesional integral.
Ahora bien, si las organizaciones están dejando a un lado el concepto del especialista y se acercan cada día más al concepto integral, ¿ese mismo requerimiento no debería estar orientado también al personal subordinado? ¿Cómo llegar a poseer supervisores integrales si se parte de la base de un empleado limitado a funciones específicas?
A diferencia de la administración tradicional en donde el poder y las decisiones se toman de arriba hacia abajo, vale la pena reflexionar en cuanto a la última pregunta realizada en el párrafo anterior. La formación del supervisor emergente viene dada por la cantidad de conocimientos y destrezas que haya logrado desarrollar a lo largo de su permanencia en la organización, esa experiencia le irá dando una visión más amplia de la organización, pero sí y solo sí es capaz de alimentar todas y cada una de las cualidades que pueden serle útiles en la organización, en otras palabras, si desarrolla sus competencias.
Entre las características más resaltantes que posee El Síndrome de Ganímedes se pueden citar:
Cuando se exige realizar una tarea específica de manera rutinaria se tiende a restar interés a la tarea, se obvia el enunciado de Herzberg referente al "trabajo retador" y por ende la productividad tiende a decaer.
Al igual que en el Síndrome de Chronos la comunicación se ve afectada, ya sea por las mismas razones citadas, o porque se pierde el interés de ofrecer ideas o soluciones puesto que se sabe que no serán escuchadas.
Por
lo tanto resulta obvio suponer que un individuo limitado tiende
a desmotivarse. Es simple, si el ser humano no satisface la necesidad
de "llegar a ser todo lo que es capaz" o casi todo, no
puede considerársele como un individuo motivado.
Esta
practica o la presencia de este síndrome genera grandes conflictos
en el personal, además del sentimiento de limitación,
la desmotivación y la perdida de interés por la calidad
y la cantidad de la producción están presentes. El
trabajo rutinario ofrece resultados mas no agrega valor debido a
la poca participación de los empleados.
Tanto el Síndrome de Ganímedes como su efecto en los individuos han de ser diagnosticados en la administración contemporánea, orientando los esfuerzos a combatir su practica y minimizar su alcance, de no hacerlo cualquier intento por implementar programas de desarrollo de competencias quedará reducido a la teoría.
Félix Socorro |