Liderar
la motivación en el entorno laboral (1)
Félix
Velasco
EN
EL MUNDO CONTEMPORÁNEO TODOS ESTAMOS EN CONTINUA ACCIÓN...
Las
naciones que cuentan con un importante número de personas
motivadas hacia el logro común y personal, tienden a mostrar
un rápido y elevado desarrollo económico y social.
Indiscutiblemente las empresas juegan un papel principal en ese
progreso nacional.
Este siglo está demandando ya una mayor productividad, un
nuevo estilo de trabajo para todas las personas, una labor especializada
y al mismo tiempo más generalista, con un alto porcentaje
de polifuncionalidad, una mayor aplicación de la creatividad
con elevado contenido innovador, y una mentalidad más abierta
ante los cambios que experimentamos y ante los que ya vislumbramos.
Avanzamos hacia una época propicia para las Organizaciones
que sean capaces de realzar ajustes y mejoras en relación
con su entorno humano, pero también muy difícil para
aquellas que no hagan nada al respecto y continúen "como
siempre" o con "más de lo mismo".
Para que una empresa crezca de forma sana, saludable y armónica
necesita una infraestructura adecuada y actualizada, acorde con
la realidad de un mundo globalizado, con las variaciones de los
mercados, con el cambio constante y acelerado,... Ello
no será posible si nos enfrentamos a estas realidades con
pasividad, pues la vida es fundamentalmente ebullición, actividad
y desarrollo.
En el mundo contemporáneo todos estamos en continua acción.
Pero... ¿por qué nos movemos?, ¿por qué actuamos?,
¿por qué nos interesamos por las cosas?, ¿cuáles
son las razones que nos inquietan? ¿qué es lo que motiva
a alguien a hacer algo?, ¿cuáles son los las causas que
nos estimulan? ... ¿por qué trabajan las personas?
¿POR
QUÉ TRABAJAN LAS PERSONAS?
El primer impulso de respuesta a esta última cuestión
será, en la mayoría de los casos, que la realicemos,
por dinero, la gente trabaja porque necesita alimentarse, vestirse,
adquirir un piso, sostener su hogar y velar por el bien de su familia.
Hace tiempo, la estrategia de las compañías para conseguir
gente que trabajara con mayor entusiasmo era ofrecerles una mayor
compensación económica, pero las complejas motivaciones
que mueven a los seres humanos a trabajar no pueden explicarse de
forma tan simplista. Realmente trabajamos por dinero, si, es cierto,
pero también por la necesidad de la actividad misma, por
la exigencia de desear una interacción social con otras personas,
para emplear nuestra energía, para lograr un estatus social,
para sentir que somos eficientes, para enorgullecernos de nuestro
trabajo, y para realizarnos como seres humanos entre otras muchas
razones.
Es evidente que en un entorno de "obrero no calificado" el dinero
juega un papel más importante como factor motivador que a
otros niveles profesionales.
La gente orientada hacia los logros personales busca el triunfo
en sí mismo, aunque puede y es legítimo lograr
bienes materiales en su esfuerzo por alcanzar el éxito. Son personas
que también trabajan con un alto deseo de vencer obstáculos,
alcanzar metas y ser útiles a otros.
LA
MOTIVACIÓN EN EL TRABAJO
La motivación como fuerza impulsora es un elemento de importancia
en cualquier ámbito de la actividad humana, pero es en el trabajo
donde se manifiesta con una mayor necesidad.
El
tiempo que dedicamos al trabajo supone una gran parte de nuestra vida,
es necesario que estemos motivados por el mismo, de forma que no se convierta
en una actividad alienada y trágicamente opresora; el estar motivado
hacia el trabajo trae consecuencias psicológicas positivas, tales
como la autorrealización, el sentirnos competentes, sabernos útiles
y mantener nuestra autoestima. No olvidemos que las satisfacciones proporcionadas
por el trabajo, si ese trabajo es digno, contribuyen al bienestar general
del individuo y a su sentimiento de valor personal.
El
ser humano tiene necesidades fisiológicas, psicológicas
y otras propias de la cultura en la que vive inmerso, el trabajo proporciona
un modo de satisfacer las carencias que de ellas tenga y de adquirir un
sentido de trascendencia ante sus propios ojos y ante los demás.
La satisfacción es aquella sensación que el individuo
experimenta al lograr el restablecimiento del equilibrio entre una necesidad
y el objeto que la elimina o reduce.
La
mayoría de los psicólogos contemporáneos afirman
que toda la conducta es motivada, con excepción quizá de
algunos reflejos. Las personas actúan por diferentes motivaciones,
si conocemos cuáles son y se asignan tareas en función a
estas, aprovecharemos mejor los potenciales del personal y aumentaremos
su productividad. Es necesario estudiar y conocer los impulsos, tendencias
y estímulos que asedian constantemente nuestra vida y nuestro organismo
y que nos llevan, queramos o no, a la acción.
La
mejora del rendimiento individual, y de la productividad en su conjunto,
es una exigencia incuestionable en la actualidad y depende de nuestro
perfil profesional, de nuestra satisfacción y de nuestra motivación.
Los líderes del siglo XXI pueden desempeñar un importante
papel positivo en estas variables. La satisfacción de los
trabajadores es un fin en sí mismo, tiene un valor intrínseco,
y compete tanto al trabajador como a la empresa; no es conveniente adoptar
posturas utilitaristas que consideran la satisfacción laboral sólo
como uno más de los factores necesarios para lograr una producción
mayor, la cual sería un beneficio cuyos frutos se orientarían
principalmente a la empresa. Tampoco podemos caer en el extremo opuesto
del paternalismo rancio y trasnochado.
LA
MOTIVACIÓN ES EL PRIMER PASO QUE NOS LLEVA A LA ACCIÓN
La motivación es el primer paso que nos lleva a la acción,
y la motivación es un motor que se pone en movimiento mediante
el estímulo. Mientras una conducta instintiva no requiere voluntad
por parte del sujeto, la conducta motivada sí que la requiere.
Así pues no conviene confundir la motivación
con los estímulos ni con los instintos;
los tres impulsan a actuar, pero su origen y sus funciones son muy diferentes.
La
conducta motivada requiere una razón por la cual ponerse en marcha
y un objetivo al que dirigirse, y está constituida por factores
capaces, no sólo de provocarla, sino también de mantenerla
orientada hacia el mismo. Toda actividad está motivada por alguna
causa, y esa causa es lo que llamamos motivo, así pues el motivo
nos impulsa a la acción, a la actividad, y se presenta bajo la
forma de un impulso, una tendencia, un deseo, una necesidad... En esta
actividad motivada se pueden distinguir tres momentos principales: el
motivo en sí mismo, la conducta motivada
y la disminución o satisfacción
de la necesidad.
No
todos los motivos tienen un mismo origen, ni son de la misma intensidad,
ni tienden hacia los mismos intereses. Pero, sin embargo, se puede decir
que el campo de la motivación abarca la totalidad del psiquismo
humano comprendiendo una gama amplísima de móviles que incitan
al hombre constantemente a actuar. Podemos señalar móviles
que van desde los impulsos más elementales, como el hambre, el
sueño..., hasta los más complicados y complejos como puede
ser el impulso o deseo de la persona a ser bioquímico, periodista,
astronauta,... ser solidario, dedicar parte del tiempo al voluntariado
altruista,...
La
motivación es siempre anterior al resultado que se espera obtener,
puesto que esta implica un impulso para conseguirlo; mientras que la
satisfacción es posterior al resultado, ya que es el resultado
experimentado.
EL
DESARROLLO DE LOS INDIVIDUOS EN LA ORGANIZACIÓN
El desarrollo y crecimiento de los individuos que la forman es estratégicamente
importante para la Organización, observando esta necesidad, las
empresas buscan motivar a sus colaboradores por medio de planes que apuntan
a la mejora de sus condiciones de vida laboral y/o personal, haciendo
que las relaciones interpersonales se optimicen, fijando metas alcanzables
que permitan aportar lo mejor de cada uno, facilitando una formación
que evite la obsolescencia profesional,... Lo que se debe buscar
es que los empleados se encuentren a gusto y sean capaces de solucionar
sus necesidades, tanto individuales como grupales, desde las
más básicas hasta las más complejas. El líder
debería preguntarse frecuentemente con referencia a sus colaboradores
varias cuestiones:
Clima
laboral: ¿Se comparten acontecimientos personales
tales como bodas, nacimientos, alegrías particulares, éxitos
profesionales,....? ¿Existen frecuentes tensiones, malos
modos, tratos desagradables,...? ¿Hay alegría y buen
humor en las zonas de trabajo? ... |
Comunicación:
¿Están adecuadamente informadas las personas de cuanto
sucede en la Organización? ¿Se forman áreas
estancas o impermeables? ¿Hay fluidez y agilidad?... |
Trabajo
en equipo: ¿Hay reuniones periódicas? ¿Son
útiles y productivas? ¿Facilitan o entorpecen las
tareas? ¿Se busca en ellas la mejora continua? ¿Reina
el orden o el caos?... |
Delegación:
¿Tienen la posibilidad real de tomar decisiones? ¿Gestionan
algún tipo de presupuesto? ¿Qué ámbitos
abarca su responsabilidad? ... |
Pertenencia:
¿Son escuchadas sus opiniones referentes al trabajo en sí
o sobre otros temas? ¿Están orgullosos de la empresa
para la que trabajan? ¿Se identifican con "los colores del
equipo"? ... |
Reconocimiento:
¿Se les agradece el trabajo en el que destacan? ¿Se
les recompensa? ¿Forma parte de la cultura propia de la Organización
"dar las gracias"? ... |
Entusiasmo:
¿Los empleados comienzan su jornada con ganas de ir a trabajar?
¿Se acometen los nuevos proyectos con desaliento? ¿Se
proponen con frecuencia ideas nuevas? ... |
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