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¿Jornada laboral o enfoque a resultados?
Las
organizaciones buscan mejorar sus resultados: cuota de mercado, costes
de procesos, la cuenta de resultados, cifras de ventas, rendimiento sobre
activos, etc. y sin embargo en la mayoría de las organizaciones el elemento
de medición de rendimiento de las personas es la cantidad de horas trabajadas
¿no
es una contradicción? En
tiempos en los que cada vez se habla más de alineación
de objetivos personales/grupales con los objetivos corporativos, ¿no
es una incongruencia que se mida el rendimiento de las personas por la
cantidad de horas trabajadas en lugar de por los resultados obtenidos?
¿no se debería medir la contribución de cada persona a los resultados
globales? Los
directivos de ayer, hoy y mañana saben que los resultados son los
que mandan, aunque posiblemente está evolucionando la manera de
medirlos. Por ello, entendemos que hay un elemento que va a transformar
radicalmente la relación entre entorno y trabajador: el enfoque a
resultados. Estos resultados no deben ser responsabilidad exclusiva de los directivos
sino que todos los integrantes de la organización deben conocer cómo pueden
ellos contribuir a los resultados, qué se espera de ellos y cómo se va
a medir y retribuir su trabajo. Pero
para que se produzca este cambio, se necesitan potentes
sistemas de gestión del desempeño para conocer exactamente cual es
la contribución de cada persona/grupo a la creación de valor en la organización.
Cada vez serán menos útiles los sistemas cualitativos y se
tendrá que pasar a sistemas cuantitativos: lo que no se puede medir, no
se puede gestionar. Es
curioso en las entrevistas ver como los candidatos muchas veces preguntan
por la jornada laboral y en muy pocas ocasiones se pregunta sobre los
resultados que se esperan de ellos o los métodos de medición. En
el estudio de McKinsey War for Talent 2000 se comprueba que
todas las personas no obtienen
los mismos resultados. El estudio analiza la mejora de rendimiento
entre una persona media y una persona excepcional.
Las conclusiones en este sentido son:
- 40% de mejora en trabajos operativos
- 49% de mejora en puestos de gestión
- 67% de mejora en puestos de ventas Manuel
Cervantes, director de Recursos Humanos de IBM España, lo explica muy
claramente con una anécdota: "Cuando recibo a nuevos empleados les
suelo proyectar una diapositiva de una máquina de fichar, y les pregunto
si saben lo que es y para qué sirve. Cuando me contestan que sirve para
controlar el trabajo, les digo que se piensen de nuevo la respuesta, porque
lo que controla es el tiempo de entrada y de salida. ¿Dice algo sobre
el trabajo de una persona?" (Fuente: El País) Parece
claro que el mundo empresarial
está cambiando: la globalización, la utilización intensiva de las
nuevas tecnologías, el aumento de competitividad, las fusiones y adquisiciones,
empresas redefiniendo constantemente su posicionamiento, etc. Y
todos estos cambios son casi más importantes en el área de recursos humanos.
Durante muchos años se han primado los habituales conceptos
taylorianos por los que las personas alquilan durante
la jornada laboral su cuerpo (y en parte su cabeza) a cambio de un salario.
Actualmente, sin embargo, cada vez más se valora la iniciativa, los resultados,
el enfoque al cliente, la innovación, etc. Este
entorno cada vez más cambiante
y globalizado, tiene claras repercusiones laborales: cada vez se trabaja
en estructuras más planas, el trabajo en equipo es clave, el espíritu
emprendedor es cada vez más valorado, el teletrabajo empieza a aparecer,
la gestión del desempeño y planes de carrera cada vez son más importantes,
etc. Y
por si fuera poco, además hay que buscar el desarrollo
personal y el equilibrio entre la vida personal y profesional ya que
en caso contrario, la situación no es sostenible. Como
se puede observar, la situación no es sencilla. Actualmente
todos los empleados se tratan por igual, como si todos tuviesen las mismas
necesidades y expectativas. Pero esto no es cierto, por lo que aparecerá
el concepto de segmentos de empleados, cada uno de ellos diferente de los otros,
y con propuestas de valor ajustadas a ellos. Con este cambio, los problemas
aparecerán por las diferencias internas, reto con el que se
enfrentarán las empresas. Cuando se generen propuestas para cada segmento de empleados, se conseguirá mayor flexibilidad y adecuación a las necesidades de desarrollo personal y buscando mayor equilibrio entre vida personal y profesional. De esta manera se conseguirá la necesitada retención y desarrollo de talento.
Eduardo Navarro Improven
Consultores |