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Hacia una defición de E-Learning

Néstor J. Ojeda G.

 

Quienes iniciamos nuestras actividades docentes en la década de los 70s hemos tenido la oportunidad de seguir de cerca la evolución del concepto de aprendizaje. Comenzamos por concebir el aprendizaje como un cambio en la probabilidad que una conducta particular ocurra en una situación específica (Ertmer y Newby, 1993). En tal sentido, se asume que un estudiante ha aprendido cuando se comporta consistentemente de la manera deseada en respuesta a un estímulo específico que se le presenta. Un elemento bien importante en el proceso de aprender bajo esta perspectiva es el refuerzo a través del castigo y el premio. De esta manera han aprendido a sentarse y a echarse todos mis perros. Lo mismo hacían mis alumnos de Inglés de 1º de Bachillerato cuando al entrar en los salones de clase saludaban en Inglés y me oían responder "Fine, thanks. Sit down, please". Por supuesto que esto no quiere decir que tratáramos a los estudiantes como perros, pero fue de la experimentación con animales que nació el concepto que luego se trasladara a los seres humanos. Se trata de una perspectiva conductista del aprendizaje que por mucho tiempo ha dado resultados mediatos, como por ejemplo en la formación de los militares, a quienes se les entrena para que acaten ordenes de sus superiores sin análisis de ningún tipo.

 

Luego vino Gagné (1977) indicando que el aprendizaje se entiende como "un cambio en la disposición o capacidad humana, que persiste en el tiempo y que no se puede adscribir simplemente a los procesos de crecimiento". Dicho en otras palabras, se trata de un cambio en el conocimiento almacenado en la memoria que está íntimamente relacionado con la explicación de cómo trabaja la memoria para procesar información (Newby et al, 1996). Este es el punto de vista cognitivista del acto de aprender, bajo cuya perspectiva desarrollo Gagné sus nueve eventos de instrucción que siguen siendo válidos cuando se diseñan materiales instruccionales computarizados bajo las modalidades de tutoriales, ejercicios y prácticas, o remediales; por ejemplo.

 

Y para la década de los 90s, autores como Díaz y Hernández (1997) conciben al aprendizaje bajo una óptica constructivista, en los siguientes términos

 

un proceso de elaboración del conocimiento en el cual el aprendiz selecciona, organiza y transforma la información que recibe de muy diversas fuentes, estableciendo relaciones entre dicha información y sus conocimientos previos... aprender un contenido quiere decir que el alumno le atribuya significado, construya una representación mental a través de imágenes o proposiciones verbales o bien elabore una especie de teoría o modelo mental como marco explicativo de dicho conocimiento.

 

Otros autores han avanzado más allá de lo fundamentalmente cognoscitivo en sus definiciones del aprendizaje y así se encuentran definiciones como la de Ríos Cabrera (2001) quien concibe al aprendizaje como "el proceso mediante el cual se obtienen nuevos conocimientos, habilidades, valores o actitudes a través de experiencias vividas, las cuales producen cambios en nuestro modo de ser o de actuar". Por su parte, Rosenberg (2001) circunscribe el concepto de aprendizaje al contexto del adiestramiento en el mundo de los negocios y la industria, refiriéndolo como

 

un medio para lograr un fin. Hablando en términos generales, ese fin es la ejecución ampliada de la fuerza de trabajo, que a su vez refleja su valor: mejores productos y servicios, costos más bajos, una postura más competitiva en el mercado, mayor innovación, productividad incrementada, un mercado más ampliamente compartido, etc.

 

Es en ese orden de ideas que Rosenberg define al aprendizaje como "el proceso en el cual las personas adquieren nuevas habilidades o conocimientos con el propósito de ampliar su ejecución <o desempeño en el trabajo>" (destacado mío para clarificar la traducción). Lo que eso significa en el contexto de la industria y el comercio es que el aprendizaje le permite a un individuo o a un grupo de ellos trabajar más rápido, mejor y con mayor productividad de manera que él (ellos) y sus organizaciones empleadoras alcancen beneficios en el negocio.

 

Esta última es obviamente una visión más centrada en el desarrollo de capitales y menos holística que la forma como se concibe el aprendizaje en el ámbito educativo, el cual busca la formación integral del ser humano. No obstante, se observa como Ríos incorpora a su definición elementos del campo psicomotor y actitudinal que también se desarrollan por medio del aprendizaje.

 

En función de los aportes de las perspectivas teóricas mencionadas y luego de 25 años en el ejercicio de la docencia, he reconstruido mi propio concepto del aprendizaje como un proceso de elaboración del conocimiento, habilidades, valores o actitudes; en el cual el individuo, haciendo uso de sus habilidades intelectuales (procedimientos de la memoria como la atención, codificación y recuperación de información; por ejemplo), construye una representación mental de un ente o de una abstracción y elabora una especie de teoría o de modelo mental que lo explica. Esta actitud, conocimiento, habilidad o valor puede ser nuevo o ser producto de la transformación de conocimientos y experiencias previas almacenados en su memoria que se interrelacionan con lo nuevo.

 

 

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